viernes, 13 de diciembre de 2013

Galletas de Jengibre

Quiero dedicar estas galletas a todas las niñas y mujeres que se llamen Lucía, en especial a mí hija, Lucía Peréz, la princesa de mi casa, y con mucho cariño a sus amigas Lucía Guerra, Lucía Almudena y Lucía García por compartir tantos momentos de confusión al llamarlas cuando están jugando.

Galletas de Jengibre
Estas galletas son cada año más típicas en nuestros hogares por navidad, aunque no pertenecen a nuestra tradición están tan ricas que es una delicia incluirlas en nuestra mesa. A mí personalmente me gustan todo el año, y son tan sencillas de hacer que las podemos preparar todos y seguro que a los niños les encantará ayudarnos, demos una oportunidad a nuestros hijos de cocinar de compartir con nosotros, apaguemos la tele y entremos en la cocina con los niños, esas manos son el toque de amor que estas galletas necesitan.
Esta receta la he sacado del libro de repostería sueca Fika, ya hablaré de este libro en otro momento, porque no tiene ningún desperdicio.

Ingredientes:

Para las galletas:

  • 450 g. de harina
  • 180 g. de azúcar
  • 100 ml. de sirope dorado (la melaza que nuestras abuelas le ponían a las tortillas de carnaval) si deseas puedes crear tu mismo un sustituto de sirope dorado.
  • 100 ml. de agua
  • 125 g. de mantequilla (a temperatura ambiente)
  • 1 c.s de canela
  • 1 c.s de jengibre
  • 1 c.c de clavo molido
  • 1/2 c.c de bicarbonato sódico



Para el glaseado:


  • 180 g. de azúcar glas
  • 1/2 clara de huevo
  • 1 ml. de zumo de limón
  • Colorante alimenticio 

Elaboración:

En un cazo calentamos el azúcar, el sirope y el agua, cuando esto hierva lo separamos del fuego y reservamos.
En un bol colocar la mantequilla en dados con el jengibre, el clavo y la canela, verter la mezcla del azúcar y remover hasta que la mantequilla se derrita. Dejar enfriar.


Tamiza la harina junto con el bicarbonato y una vez la mezcla anterior esté a temperatura ambiente añadírsela. Trabajar la masa con ayuda de una cuchara y disfrutar del aroma de esta.


Envolver la masa en film transparente y guardar dentro de un recipiente cerrado en la nevera durante 24 o 48 horas. Este margen de tiempo me encanta porque no me siento agobiada de tener que hacerlo al día siguiente por obligación.



Pasadas las horas de reposo, sacamos la masa de la nevera y la dejamos hasta que alcance temperatura ambiente. Ahora es el momento de comenzar a estirar la masa. Aprovecha y disfruta el momento.


Colocamos la masa en una superficie enharinada, a mi me gusta hacerlo sobre un papel de horno, de ese modo no ensucio la cocina y es más fácil de estirar.


Colocamos un poco de harina sobre la masa y otro papel de horno encima, así la estiramos con mayor facilidad. Si no quieres utilizar el papel de horno no pasa nada pero utilizarás más harina para que no se te pegue la masa al rodillo.



Darle forma a las galletas con ayuda de unos moldes corta pasta.



Precalentar el horno a 200º C, y mientras vamos colocando las galletas sobre una bandeja de horno. Aquí también utilizo el papel de horno me resulta mucho más limpio.


Con la masa que sobra volvemos a amasarla y a darle forma con los moldes. Así hasta acabar de formar las galletas.




Horneamos las galletas unos 5 minutos con mucho cuidado de que no se quemen, entre más se tuesten más duras serán de comer luego. El truco del papel es porque de este modo puedo reutilizar la bandeja para otra tanda de horneado, siempre horneo con dos bandejas preparo una mientras la otra está en el horno. Pero hay que esperar un poquito para coger las galletas porque nos podemos quemar, quien advierte no es traidor dice el refrán.
Una vez estén frías las galletas las podemos decorar haciendo un glaseado de lo más sencillo.
Batir todos los ingredientes del glaseado con una batidora de varillas y cuando la clara monte ya está, podemos dividirlo en dos y aplicarles un colorante diferente a cada uno. Poner el glaseado en una manga pastelera o bolígrafos para decorar y sentaros porque esto lleva creatividad y paciencia.
Estas galletas llevan una parte del glaseado con colorante rosa (con manga pastelera) por eso se ve más grueso,y la otra sin colorante para que quedara blanco (con el bolígrafo).
La decoración es opcional, las galletas están igual de buenas sin nada, pero a los niños les encanta la idea de pintar (decorarlas), así que no hay excusas para no hacerlas.




Deseo de todo corazón que disfruten tanto como yo realizando esta receta, que está dedicada a mi hija por su día. ¡ Feliz día de Santa Lucía!



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